Un divorcio ya es difícil en sí para cualquier persona. Pero cuando entran asuntos de inmigración en la ecuación, una pareja que no nacieron en los estados unidos tienen sus propias complicaciones que tienen que enfrentar.
Hay muchos malentendidos sobre cómo funciona el proceso del divorcio para los inmigrantes. Por ejemplo, algunas personas piensan que no pueden empezar el proceso del divorcio si están en los Estados Unidos pero su cónyuge volvió a su patria (o nunca vino a este país).
Los divorcios internacionales
Para que una corte en Texas tenga la jurisdicción necesaria para procesar su divorcio, uno de ustedes tiene que ser residente de Texas por lo menos seis meses antes que empiecen el proceso (enlace en inglés). Un residente de Texas puede usar las cortes de Texas para llevar a cabo su divorcio aun con un cónyuge que no es residente de Texas – o incluso de los Estados Unidos.
Los desafíos más comunes
Un requisito para un divorcio es la notificación de actos procesales, también conocido como el servicio del proceso (enlace en inglés). Este paso puede ser difícil si su cónyuge no está en el país. Si su cónyuge está de acuerdo con el divorcio, podría renunciar el requisito de recibir servicio del proceso en persona. Si no, puede ser que usted tenga que contratar a alguien en el mismo país que su cónyuge para presentárselo.
Si usted quiere negociar una división de su propiedad matrimonial, puede ser más difícil realizar estas negociaciones por videollamada o por el teléfono, pero es posible. Su abogado puede facilitar las negociaciones a distancia, y coordinar las citas con el abogado de su cónyuge en su país.
Si usted piensa volver a su país en el futuro, podría ser una buena idea consultar a un abogado en su país – o un abogado aquí en los Estados Unidos con experiencia en divorcios internacionales – para asegurarse de que su país reconocerá el decreto de divorcio estadounidense, y que su divorcio será válido allá también.